Historia que algún día continuaré

Cuando estaba apunto de bajar la escalera, tras recibir el susto que le provocó ese plato que acababa de quebrar el intruso, mientras ella se concentraba en su investigación; recordó que no llevaba a su fiel amiga, la 44. Entonces se devolvió, intentando hacer el menor ruido posible y la sacó del escritorio.
Ya con su arma en manos, bajó lentamente, y sorprendiéndose por segunda vez en ese instante reconoció la voz de su novio:
-Amor… no sabía que estabas en casa… -Y ella bajando el arma, con una mezcla de risa y enojo, se lanzó a abrazarlo.
-Maldito… casi me matas de un susto.
Al ver él, la mágnum de la chica, hizo una exagerada expresión de asombro.
-Uyyyy…
-¿Te la dio esa vieja?
-Ay amor, es sólo para proteger mi vida. Pero sí, me la prestó ella –remarcando su voz en ese “prestó”.
-Sabes que eso me preocupa más… tú no deberías proteger tu vida, porque tu vida no debería estar en peligro.
-Pero… Tú sabes… Son sólo precauciones básicas de mi trabajo.
-¿Tu trabajo? Ese no es tu trabajo… es tu pasatiempos… algo innecesario.