La chica comenzó a caminar cada vez más rápido, y aún así, a pesar de su calmado caminar, él la alcanzaba.
-Basta ya!- Le gritó ella, pero él siguió caminando a su lado. -Por favor- Continuó -Acaso no te das cuenta de que me molestas. Acaso no te lo he dicho ya... Por favor, déjame en paz- con un tono tan lastimero que cualquiera habría cedido, cualquiera menos él.
-Pues obvio que me doy cuenta, no soy un idiota
-¿Ah no?
-Tal vez sí, pero menos que tú, Osore- Si no fueras idiota, dejarías de escapar, tienes más que claro que no me rendiré.
La chica, Osore, a pesar de su notorio sonrojo, siguió su camino rápidamente.
-Osore, tú y yo, querida, tenemos un asunto pendiente...- Le dijo adelantándosele y cerrándole el paso.
-Jamasuru… Hace más de 3 años que nosotros dejamos de tener “asuntos pendientes”, y no quiero que me obligues a…
-¿A qué? ¿A matarme?... Por favor, llevo 3 años intentando decirte lo inmune que soy ante tus extrañas “habilidades”.
-No te engañes Jamasuru… de verdad que no tienes idea de l…
-¿Idea de qué?- Volviendo a interrumpirla –No seas tan ingenua- Le lanza una carpeta.
-¿Te das cuenta de que ni siquiera podemos mantener una conversación sin que me interrumpas?... Ándate a…
-¿A…?- Riendo por la reacción de ella, quien se dio media vuelta para alejarse de la incómoda situación. -Osore… Se te olvida algo- respira profundo, estresado por la necedad de Osore. -Osore, no seas estúpida.
Ignorando las palabras del chico, ella continúa alejándose lo más rápido posible, sin correr. Entonces, él, con menos paciencia tras cada minuto que pasa, le tira la carpeta y la golpea en la cabeza. –Toma maldita niña…
-Ouch…- Deja de caminar.
-¿No me preguntarás qué es?
Abre la carpeta y ve una ficha con su nombre. –No, veo que está bastante claro- Dice con una fría voz, totalmente distinta a la que hasta hace algunos minutos imploraba un poco de paz.
-Uh… veo que la pequeña niña paranoica se ha vuelto peligrosa- Dijo el chico al ver un brillo de un extraño color en los ojos de Osore. -Vamos, mejor te invito un café.
Sin apartar los ojos de la ficha, le responde… -Mmm, veo que no tengo opción.
-¡¡Osore!! Esa habilidad para pensar que has desarrollado recién me está asustando…
-Idiota… Jamasuru de verdad que…
-Mejor calla y vamos, hay un buen café por aquí cerca- La toma de la mano y corre.
-Te odio- Dijo tan bajito, que Jamasuru lo ignoró por completo.
Cuando ya estaba anocheciendo. Una chica de baja estatura, media delgada y de unos 20 años, entró a su departamento, y se sentó en el sofá de su mejor amigó, quien vivía con ella, y que en esos momentos andaba de viaje y no volvería hasta quien sabe cuando. Entonces, prendió el equipo de música y puso play a un cd que estaba ya puesto, mientras de la mesa de centro tomaba un lápiz y de su bolso sacaba un cuadernillo con hojitas de infantiles dibujos a su alrededor, y comenzó a escribir:
Querido Saigai:
No sabes cuanto te extraño y te necesito… Ahora estoy aquí, en tu sofá, aunque me hayas prohibido usarlo. Pero me hace sentirte cerca… Sobre todo en estos momentos.
Seré breve, ya no sé, siento que me espían, sobre todos después de lo que pasó esta tarde. Encontré a un viejo amigo… Jamasuru. Nunca te lo había nombrado, lo sentía innecesario. Pero… Bueno, él sabe muchas cosas, y esas cosas no deberían ser sabidas por nadie, creo que ya es tarde, pero con tu ayuda…
Regresa pronto por favor
Te quiero mucho mucho…
Osore (Tu Satsujin)
Y después de leer unas cuantas veces la pequeña carta que había escrito, y cuando el cd ya se estaba terminando, sintió como alguien, desde el otro lado de la puerta, intentaba entrar.
Su peor temor se había hecho realidad: La habían encontrado antes de que pudiera pedir ayuda.
Unas cuadras más allá, en una plaza poco recurrida, se encontraba un chico que aparentaba unos 20, pero que tenía en realidad unos 10 años más, fumando un cigarrillo y mirando el cielo, como si algo esperara. Entonces, el sonido de su celular apagó la calma del momento.
-Ho... Hola amor… no te preocupes, si llegaré pronto… ¿Qué?... No… no puede ser… Al tiro voy… En la plaza Shitai… Te espero… Yo más… No demores.
-No lo haré- Decía desde el otro lado del teléfono Abunai, quien veía desde su auto, como alguien salía descaradamente se su casa, pero sin nada en sus manos. –Malditos… ya verán…
Pasados unos cinco minutos, Abunai se baja del auto, en la plaza Shitai, para recoger a su novio, Jamasuru.
-¿Estás bien?- Le preguntaba con preocupación Jamasuru al chico, a medida que lo abrazaba…
-Sí, sí… Pero… vamos… alguien nos puede ver.
Algo molesto por ese comentario, Jamasuru subió al auto.
-Abunai… Sabes que no importa lo que piensen los demás…
-Disculpa… es que…
-Déjalo… No quiero discutir…Vamos mejor…
-Pero… y si aún están…
-Si es que su suerte los abandonó, estarán…- Dijo Jamasuru decidido, mientras marcaba un número que tenía anotado en un papelito.
-Por favor, no entren… por favor- Repetía la chica en su mente… y pegó un saltó al sentir vibrar su celular en el bolsillo. Vio quien la llamaba… y tras dudar un rato, contestó, mal que mal, el juró llamar sólo en un asunto de extrema urgencia.
-Aló…-Dijo con tono muy bajo
-Osore, ¿Estás bien?... Sal de tu casa si es que estás allí…
-Jamasuru… No puedo… Ellos… Ya llegaron, están en la puerta.
En eso, aparece un chico de pelo azul en la puerta y saluda alegre y silenciosamente a su amiga, pues ve que está hablando.
-Osore? Aló? Estás bien?
-Disculpa Jamasuru… Fue una falsa alarma… Adiós.
Tras cortar la llamada, se tira a los brazos del recién llegado
-Saigaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaai, no pensé que volverías tan pronto… Me asustaste… ¿Por qué no te apareciste aquí mismo?
-No quería asustarte, y no me aparecí acá mismo, porque después el conserje se pone a preguntar cosas que no sé como responder… Bueno, peque, si lo deseas, me devuelvo…
-No digas eso, tontito- Le entrega la carta que no alcanzó a enviar, junto con una hermosa sonrisa.
-Mi Satsujin…
-Saigai… tenemos que huir… ahora...- Dijo Osore sin perder la sonrisa…
-¿Ahora?¿Ahora ya?
-Siiipe… Ahora, ya
Entonces el la abrazó y un segundo después abandonaron el lugar y aparecieron en una plaza no muy lejana.
(Continuará men...)
-Basta ya!- Le gritó ella, pero él siguió caminando a su lado. -Por favor- Continuó -Acaso no te das cuenta de que me molestas. Acaso no te lo he dicho ya... Por favor, déjame en paz- con un tono tan lastimero que cualquiera habría cedido, cualquiera menos él.
-Pues obvio que me doy cuenta, no soy un idiota
-¿Ah no?
-Tal vez sí, pero menos que tú, Osore- Si no fueras idiota, dejarías de escapar, tienes más que claro que no me rendiré.
La chica, Osore, a pesar de su notorio sonrojo, siguió su camino rápidamente.
-Osore, tú y yo, querida, tenemos un asunto pendiente...- Le dijo adelantándosele y cerrándole el paso.
-Jamasuru… Hace más de 3 años que nosotros dejamos de tener “asuntos pendientes”, y no quiero que me obligues a…
-¿A qué? ¿A matarme?... Por favor, llevo 3 años intentando decirte lo inmune que soy ante tus extrañas “habilidades”.
-No te engañes Jamasuru… de verdad que no tienes idea de l…
-¿Idea de qué?- Volviendo a interrumpirla –No seas tan ingenua- Le lanza una carpeta.
-¿Te das cuenta de que ni siquiera podemos mantener una conversación sin que me interrumpas?... Ándate a…
-¿A…?- Riendo por la reacción de ella, quien se dio media vuelta para alejarse de la incómoda situación. -Osore… Se te olvida algo- respira profundo, estresado por la necedad de Osore. -Osore, no seas estúpida.
Ignorando las palabras del chico, ella continúa alejándose lo más rápido posible, sin correr. Entonces, él, con menos paciencia tras cada minuto que pasa, le tira la carpeta y la golpea en la cabeza. –Toma maldita niña…
-Ouch…- Deja de caminar.
-¿No me preguntarás qué es?
Abre la carpeta y ve una ficha con su nombre. –No, veo que está bastante claro- Dice con una fría voz, totalmente distinta a la que hasta hace algunos minutos imploraba un poco de paz.
-Uh… veo que la pequeña niña paranoica se ha vuelto peligrosa- Dijo el chico al ver un brillo de un extraño color en los ojos de Osore. -Vamos, mejor te invito un café.
Sin apartar los ojos de la ficha, le responde… -Mmm, veo que no tengo opción.
-¡¡Osore!! Esa habilidad para pensar que has desarrollado recién me está asustando…
-Idiota… Jamasuru de verdad que…
-Mejor calla y vamos, hay un buen café por aquí cerca- La toma de la mano y corre.
-Te odio- Dijo tan bajito, que Jamasuru lo ignoró por completo.
Cuando ya estaba anocheciendo. Una chica de baja estatura, media delgada y de unos 20 años, entró a su departamento, y se sentó en el sofá de su mejor amigó, quien vivía con ella, y que en esos momentos andaba de viaje y no volvería hasta quien sabe cuando. Entonces, prendió el equipo de música y puso play a un cd que estaba ya puesto, mientras de la mesa de centro tomaba un lápiz y de su bolso sacaba un cuadernillo con hojitas de infantiles dibujos a su alrededor, y comenzó a escribir:
Querido Saigai:
No sabes cuanto te extraño y te necesito… Ahora estoy aquí, en tu sofá, aunque me hayas prohibido usarlo. Pero me hace sentirte cerca… Sobre todo en estos momentos.
Seré breve, ya no sé, siento que me espían, sobre todos después de lo que pasó esta tarde. Encontré a un viejo amigo… Jamasuru. Nunca te lo había nombrado, lo sentía innecesario. Pero… Bueno, él sabe muchas cosas, y esas cosas no deberían ser sabidas por nadie, creo que ya es tarde, pero con tu ayuda…
Regresa pronto por favor
Te quiero mucho mucho…
Osore (Tu Satsujin)
Y después de leer unas cuantas veces la pequeña carta que había escrito, y cuando el cd ya se estaba terminando, sintió como alguien, desde el otro lado de la puerta, intentaba entrar.
Su peor temor se había hecho realidad: La habían encontrado antes de que pudiera pedir ayuda.
Unas cuadras más allá, en una plaza poco recurrida, se encontraba un chico que aparentaba unos 20, pero que tenía en realidad unos 10 años más, fumando un cigarrillo y mirando el cielo, como si algo esperara. Entonces, el sonido de su celular apagó la calma del momento.
-Ho... Hola amor… no te preocupes, si llegaré pronto… ¿Qué?... No… no puede ser… Al tiro voy… En la plaza Shitai… Te espero… Yo más… No demores.
-No lo haré- Decía desde el otro lado del teléfono Abunai, quien veía desde su auto, como alguien salía descaradamente se su casa, pero sin nada en sus manos. –Malditos… ya verán…
Pasados unos cinco minutos, Abunai se baja del auto, en la plaza Shitai, para recoger a su novio, Jamasuru.
-¿Estás bien?- Le preguntaba con preocupación Jamasuru al chico, a medida que lo abrazaba…
-Sí, sí… Pero… vamos… alguien nos puede ver.
Algo molesto por ese comentario, Jamasuru subió al auto.
-Abunai… Sabes que no importa lo que piensen los demás…
-Disculpa… es que…
-Déjalo… No quiero discutir…Vamos mejor…
-Pero… y si aún están…
-Si es que su suerte los abandonó, estarán…- Dijo Jamasuru decidido, mientras marcaba un número que tenía anotado en un papelito.
-Por favor, no entren… por favor- Repetía la chica en su mente… y pegó un saltó al sentir vibrar su celular en el bolsillo. Vio quien la llamaba… y tras dudar un rato, contestó, mal que mal, el juró llamar sólo en un asunto de extrema urgencia.
-Aló…-Dijo con tono muy bajo
-Osore, ¿Estás bien?... Sal de tu casa si es que estás allí…
-Jamasuru… No puedo… Ellos… Ya llegaron, están en la puerta.
En eso, aparece un chico de pelo azul en la puerta y saluda alegre y silenciosamente a su amiga, pues ve que está hablando.
-Osore? Aló? Estás bien?
-Disculpa Jamasuru… Fue una falsa alarma… Adiós.
Tras cortar la llamada, se tira a los brazos del recién llegado
-Saigaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaai, no pensé que volverías tan pronto… Me asustaste… ¿Por qué no te apareciste aquí mismo?
-No quería asustarte, y no me aparecí acá mismo, porque después el conserje se pone a preguntar cosas que no sé como responder… Bueno, peque, si lo deseas, me devuelvo…
-No digas eso, tontito- Le entrega la carta que no alcanzó a enviar, junto con una hermosa sonrisa.
-Mi Satsujin…
-Saigai… tenemos que huir… ahora...- Dijo Osore sin perder la sonrisa…
-¿Ahora?¿Ahora ya?
-Siiipe… Ahora, ya
Entonces el la abrazó y un segundo después abandonaron el lugar y aparecieron en una plaza no muy lejana.
(Continuará men...)

